Dormir boca abajo es una de las posturas preferidas de muchas personas, pero ¿es recomendable? Si duermes así y has investigado un poco, puede que hayas leído que algunos expertos no la aconsejan. Pero, ¿y si es la única forma en la que consigues dormir placenteramente? Tal como venimos explicando y dado los problemas que puede desencadenar, dormir boca abajo no es, posturalmente, la opción más aconsejable. Sin embargo, sí que tiene algunas ventajas a tener en cuenta en casos concretos. Por un lado, comparada con las otras, esta es la mejor postura para evitar roncar. Hay personas que durmiendo de esta manera consiguen reducir significativamente el problema o, incluso, librarse de este. Por lo que si roncas, puede serte de ayuda. También es beneficiosa para las personas que sufren dolores de brazos y hombros, ya que al estar en una postura elevada, alivia las molestias. En estos casos puntuales, es una buena alternativa para conseguir descansar cómodamente.
Descansar en esta postura puede acarrear diversos problemas
Dormir boca abajo es la postura más desaconsejada por los expertos. ¿Por qué? Porque es una posición que no respeta la forma natural de la columna vertebral y, por lo tanto, hace que las articulaciones estén comprimidas y carga todo el peso del cuerpo sobre el abdomen. Problemas en las cervicales. Al estar en una posición poco natural y no alineadas, es decir, forzadas, las cervicales pueden sufrir contracturas. Tensión en la espina dorsal. Del mismo modo que las cervicales, la espina dorsal no se encuentra alineada en esta posición y está obligada a mantenerse en una posición no natural, lo que a medio o largo plazo puede perjudicar las zonas de presión y soporte del cuerpo. Molestias en los músculos y las articulaciones. Dado que esta postura ejerce presión sobre los músculos y las articulaciones, puede provocar entumecimiento, hormigueo, dolores e irritación en los nervios. Dificultad para respirar. Al estar boca abajo, se ejerce presión sobre la caja torácica, generando obstrucciones y dificultando la respiración, lo que requiere un sobreesfuerzo que dificulta el correcto descanso. Puede provocar acidez, reflujo o problemas de estómago. Principalmente, si te acuestas pronto después de cenar. Afecta a la tersura de la piel. Ya que con el tiempo, esta postura propicia la aparición de arrugas en la zona del pecho y el rostro al ejercer presión sobre ellos.